Educacion emocional
domingo, 13 de septiembre de 2015
sábado, 27 de junio de 2015
La inteligencia emocional.
Los padres podemos enseñar a los niños a
desarrollar su inteligencia emocional y a canalizar sus emociones. Es
importante que aprendan a controlarse y a ser empáticos con los
demás. La educación emocional, es parte de la formación del
niño.
La psicóloga Silvia Álava nos ha
concedido una entrevista en la que nos aclara cómo pueden los padres saber si
el niño ha madurado emocionalmente y cómo se puede favorecer el desarrollo de
la inteligencia emocional en los niños.
La inteligencia
emocional en la infancia
¿Cuándo
podemos decir que el niño ha madurado emocionalmente?
Hay determinadas situaciones que nos pueden
ayudar a darnos cuenta que un niño no está madurado emocionalmente. Por
ejemplo, las rabietas. Son muy típicas
entorno a los 2 años de edad, pero cuando un niños mayor de dos años sigue
cogiendo rabietas nos está indicando que tiene un problema de regulación de sus
emocione.
¿Consejos
para desarrollar la inteligencia emocional de los niños?
Para desarrollar la inteligencia emocional de
los niños tenemos que tener en cuenta unos pilares básicos. Lo primero de todo
va a ser aprender a identificar las emociones propias y también tenemos que
aprender a identificar las emociones que
están experimentando los demás.
Tenemos que aprender a controlar las emociones y
para eso debemos encontrar el equilibrio necesario saber qué es lo que me está
pasando, qué estoy pensando que me está haciendo sentir de esa manera para
aprender a controlarme y autorregularme.
Tenemos que aprender a expresar y a
canalizar las emociones de tal manera y que fortalezca las relaciones y no que
sea de forma contraria.
Desarrollo de las capacidades emocionales según
la edad del niño
Las emociones se desarrollan a lo largo de todo
el ciclo vital, pero cuanto antes empecemos muchísimo mejor, de hecho hay
estudios que nos dicen que desde los 2 años y medio que ya es posible educar
las emociones y lo que es más importante que esto tiene influencia durante toda
la vida.
Hay que enseñar a los niños a pensar, a pensar
sobre sus emociones, a que sepan cómo se sienten ellos y a detectar cómo se
sienten los demás, ayudarles a canalizar las emociones, a expresarlas, a
regularlas, a favorecer la importancia de la comunicación con los padres,
con los profesores, a favorecer también la comunicación con sus iguales,
favorecer también la empatía, ayudarles también desde pequeños a hacer amigos,
esas son cosas que les van a ayudar y que les van a ayudar a lo largo de su
vida.
Cuándo los niños son pequeñitos lo que tiene que
hacer es mandarles frases muy muy cortitas, y sobre todo actuar más y hablar
menos. No nos olvidemos que los padres somos la principal fuente de aprendizaje de
los niños. Luego el comportamiento del padre siempre tiene que ir en
consonancia con el comportamiento del niño.
Cuándo ya son más mayores ya podríamos empezar a
razonar más con ellos, pero nunca en el momento de rabieta. Cuándo estén
tranquilos, y cuando estén relajados será cuando podremos hablar con ellos y
podremos incidir en la importancia de hablar, de comunicar los sentimientos, de
qué forma lo podemos expresar.
La ira en los niños
La ira
está ligada a varias causas, es muy posible que sea una defensa para evitar
sentimientos dolorosos. También puede estar asociada a un problema emocional,
ya sea puntual o no. Incluso podemos decir, que está ligada a una baja
autoestima, ansiedad, sentimientos de aislamiento… lo importante es detectar la
razón, y empezar a trabajar sobre ello.
He
escuchado a muchas familias decir que ya se le pasará, que son sólo rabietas y
que tiene su “propio carácter”. Mucho ojo, es importante saber que la ira normalmente
nos muestra que hay un problema. Nos da pistas, y es preciso descifrarlas. La
edad perfecta para moldear este control es mientras sea pequeño. Mientras más
tiempo pase, más complejo será.
Se
reconoce fácilmente; es decir, si te paras a observarlo, podrás ver el cuerpo
tenso, dientes apretados, cambio del tono de
voz, gruñidos, respiración profunda… es bueno enseñar a los niños a
detectar los primeros signos de ira. Aprender comportamientos, que pueda
sustituir para aliviar esa energía reprimida y reemplazarla. La forma de
sustituirlo es por medio de la gestión de emociones, y debo decir que siempre
es mejor, con el asesoramiento de un profesional que nos aporte las bases para
lograrlo.
Los
niños pueden no ser conscientes de lo que provocan sus estallidos de ira. Para
los padres es vital tratar de averiguar lo que provoca el enfado, e intentar
explicarle que su comportamiento no es aceptable. Que estas pataletas, gritos,
gruñidos… en definitiva la ira en los niños, tiene algunas consecuencias y
ninguna es positiva.
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